sábado, 26 de abril de 2014

Coral Castle: la historia de un amor y un castillo de coral

Erase una vez un joven letón llamado Edward Leedskalnin, de 26 años, fe­lizmente prometido a Agnes Skuvst, una muchacha diez años más joven que él. La fecha de la boda ya estaba fijada pero, en el último momento, la joven se echó atrás. 

Entonces él decidió que para reconquis­tarla, realizaría una obra única en el mundo, algo que tan solo reyes y prínci­pes hubieran realizado antes: construiría un castillo para ella con sus propias ma­nos. Así, el corazón de Agnes sería suyo para siempre.

Y así fue como Edward partió de Letonia en busca del lugar más adecuado para realizar su sueño de amor. Viajó por Eu­ropa, Canadá y Estados Unidos. Cuando llegó a Florida, comprendió que había ha­llado el lugar adecuado: había encontrado un particular tipo de piedra local llamado piedra de coral. 

Una obra colosal 

Construyó un edificio realmente impo­nente. Para hacerse una idea de la magni­tud de la obra, basta saber que las piedras con las que se realizaron los muros llegan a pesar hasta 6 toneladas cada una. También realizó una fuente que representaba las fases lunares, un obelisco de 5 m de altura, además de otros objetos, como una mesa y una silla mecedora en piedra. La pesadísima puerta de en­trada rueda gracias a un mecanismo tan preciso que con un leve empujón se puede abrir. Para construir el castillo necesitaba cor­tar, tallar, mover y colocar las enormes masas de piedra coral. Cómo pudo una persona de apenas metro y medio de alto y 50 kg de peso realizar una obra tan colo­sal es un misterio.

El misterio del castillo de coral 

Edward trabajaba desde medianoche al alba, siempre a escondidas de miradas in­discretas. Existe una fotografía que lo retrata junto a un cabrestante formado con tres postes de teléfono, seguramente insuficiente para levantar y mover piedras tan pesadas. Y so­bre el cabrestante hay una cajita. Nadie sabe con seguridad qué podía contener, pero muchos sostienen que en esa cajita se encontraba la solución al misterio del castillo de coral

¿Científico o mago?

Hoy en día. se sabe que, además del cabrestante, Edward Leedskalnin utilizaba otros objetos extraños, como botellas en­rolladas con hilo de cobre y sintonizado­res de radio. Empeñó casi veinte años en realizar su sueño, desde 1920 a 1940. hay quien cree que Edward habría encontrado un modo de desafiar la gravedad: parece que algunos de sus escritos así lo confir­man. 

La anulación de la gravedad

Según ciertos investigadores considera­dos "heréticos", el secreto radica en el magnetismo terrestre. La idea se basa en que toda materia tiene propiedades mag­néticas y basta con enrollar cualquier cosa con hilo de cobre y enviar el impulso de radio preciso para anular la gravedad. De este modo, mover una masa de 10 toneladas sería casi como mover una hoja de papel.


Parece ser que se trata de un sistema si­milar al conocido por los monjes tibetanos. Testigos oculares aseguran haberles visto mover enormes bloques de piedra gracias al sonido producido por sus característicos tambores y por sus trompas de 3 m de largo. 

Relación con Nikola Tesla 

Estas teorías no eran nuevas en la época, pues otros científicos ya estaban investi­gando sobre ello, lo que hace plausible que, de alguna manera, Edward tuviera noticias de ellas. De hecho, tuvo contacto con Níkola Tesla, un científico que rechazaba la ciencia oficial. Tesla, nacido en Croacia en 1856, fue uno de los científicos más bri­llantes de la época. A lo largo de su vida realizó muchos descubrimientos e inven­tos, pero pocos le fueron reconocidos: la teoría de las ondas sísmicas, la primera central hidroeléctrica, dispositivos para aprovechar la corriente alterna, la ilumina­ción fluorescente... hay quien dice que in­cluso la radio. Cuando murió, en 1943. el FBI guardó en secreto los resultados de sus experimentos, perpetuando así el olvido en el que había vivido.

Un misterio perdido en el tiempo

Entonces, ¿Qué método pudo utilizar Ed­ward Leedskalnin para construir el Castillo de Coral? No existen respuestas que re­sulten convincentes, si bien recientemente se ha demostrado que pueden moverse pequeñas piedras utilizando ondas sonoras. ¿Es solo una coincidencia el hecho de que los vecinos afirmasen oír una vibración muy baja en las noches en que Edward trabajaba? Él mismo alimentaba este miste­rio declarando que había utilizado la misma técnica que los constructores de las pirámides.

Tanto amor para nada


Cumplidos los 60 años, Ed­ward Leedskalnin decidió que había llegado el momento de revelar sus secretos. Parece ser que el 7 de noviembre de 1951 invitó a algunos amigos al castillo. A su llegada, encontra­ron un cartel que les rogaba que esperasen. Edward se había dirigido al cercano Jack­son Memorial Hospital para controlarse un leve dolor. Regresaría en breve, se trataba de un pequeño examen médico. Pero aquel pequeño dolor escondía una enfermedad incurable. Edward no regresó a su castillo, y se llevó con él los secretos que guar­daba.

¿Y su amadísima Ag­nes? Otra burla del des­tino. Ella no quiso saber nada ni de Edward ni del cas­tillo. Jamás fue a Florida, a pesar de las continuas invitaciones que re­cibió. Incluso en 1980, el Estado de Florida consiguió ponerse en contacto con ella, a la edad de 83 años, y le ofreció viaje y alo­jamiento para enseñarle lo que Edward había construido para ella. Pero Agnes re­chazó nuevamente la invitación, esta vez para siempre.

2 comentarios:

  1. Interesante...lo q se hace por amor,idolatría tal vez? Ella NUNCA VALORO NI A EL NI A SU AMOR NI A SU OBRA,.eNTIENDO Q UNO NO DECIDE DE QUIEN ENAMORARSE ,NI A QUIEN AMAR,PERO EL AMOR FRATERNAL SIEMPRE ES POSIBLE Y HASTA NECESARIO¡¡¡...

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  2. ''Pobre Hombre''..entregar así su VIDA, por alguien que ni una MOTA de respeto le ofreció, ni siquiera a Su Memoria!..

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