miércoles, 23 de agosto de 2017

Jorge Salcedo: el hombre que acabó con el Cartel de Cali

Jorge Salcedo, ingeniero y oficial en la reserva del ejército colombiano fue el responsable del final del Cartel de Cali y la detención de sus líderes, como así lo describe en su libro "En la boca del lobo"

El 4 de diciembre de 1993, el diario estadounidense "Washington Post" en su página 21, publicaba la noticia de la muerte de Pablo Escobar Gaviria. 

El artículo, firmado por Douglas Farah, analizaba el fin de "El Patrón" del Cartel de Medellín y señalaba que su muerte era fundamental por dos motivos: el primero simbólico, ya que Escobar era considerado por gran parte de la población colombiana como una persona intocable, por encima siempre de la ley. El segundo, era una esperanza para Colombia; era la hora de centrar todos los recursos usados en la caza de Escobar, en acorralar y acabar con el Cartel de Cali, responsable del 70% y del 90% de la cocaína consumida en Estados Unidos y Europa respectivamente.


La guerra entre el Cartel de Cali y el Cartel de Medellín

El fin del narcotraficante más importante de todos los tiempos y del Cartel de Medellín comenzó seis años antes, en 1987, cuando comenzaron las hostilidades con el Cartel de Cali. La guerra estalló, - algunos dicen que por una mujer- y mientras los de Medellín, más primarios y violentos, usaban toda su artillería contra los del Cali, estos utilizaban sus influencias en el gobierno, en la policía, entre los jueces, y fueron poco a poco acorralando y mermando a Escobar.

Los hermanos Orejuela y Ernesto Samper

Su influencia y relaciones en las altas esferas eran tal, que los hermanos Orejuela, líderes de los de Cali, consiguieron con 6 millones de dólares llevar a la presidencia del gobierno de Colombia a Ernesto Samper, que gobernó el país entre 1994 y 1998. Estas relaciones son descritas a la perfección por Jorge Salcedo en su libro, el cual trabajó durante más de seis años para Miguel Rodríguez Orejuela. 

Miguel, junto a su hermano Gilberto Rodríguez Orejuela, José Santacruz Londoño y Helmer “Pacho Herrera” eran los jefes del Cartel de Cali.

Corrupción y sobornos

Tenían en nómina a policías, jueces, generales, políticos… yates, propiedades que les servían de escondrijo, mansiones, tierras, empresas, contables, pilotos, y asesinos a sueldo. Su dinero compraba silencios, lealtades, asesinatos, incluso una constitución modificada a medida de sus necesidades. En 1993, el Cartel de Cali tenía unos ingresos anuales de 7 billones de dólares.


La compra de una constitución


Con tanto dinero, no era descabellado que los de Cali “compraran” una constitución. En 1991, una asamblea constituyente se reunió para elaborar un proyecto de ley para reformar la constitución. Los jefes de Cali, influyeron para que no se incluyera en la reforma, la extradición de narcotraficantes colombianos a los Estados Unidos. Para ello, en un hotel de Bogotá, los hermanos Orejuela recibieron en orden de importancia a los políticos de la citada asamblea para sobornarles mediante favores, principalmente económicos.

El fin de la extradición

De esta forma, los hermanos Orejuela y sus abogados tuvieron acceso a la revisión de cualquier proyecto de ley emanado de dicha asamblea. La revisión tenía dos objetivos: dar fin a la extradición y obtener el indulto para los narcos por los delitos pasados si se comprometen a abandonar el tráfico de drogas. Lógicamente, estos objetivos fueron maquillados con una “defensa de la soberanía colombiana contra la intervención de Washington”

Jorge Salcedo fue testigo de estos sobornos como así lo refleja en su libro: “después de un día entero de sobornos, él – Miguel Rodríguez Orejuela – le dijo a su esposa: Nuestra constitución… está siendo revisada con propinas, alcohol y prostitutas…”. La nueva constitución salió a la luz a finales de 1991.

¿Quién es Jorge Salcedo?

Ingeniero, oficial del ejército en la reserva, Salcedo es el responsable de la detención de Miguel Rodríguez Orejuela, gracias a su colaboración con los Estados Unidos. Su testimonio conmocionó a la sociedad colombiana al mostrar la corrupción de todos los estamentos que conformaban el estado colombiano.

Salcedo inicia su relación con el Cartel en 1989 por medio de un amigo, como se describe en el primer capítulo de “En la boca del lobo”: “Jorge, tienes que venir conmigo. Unas personas te quieren conocer – afirmó su amigo Mario al otro lado del teléfono -.”


Los inicios de Salcedo con el Cartel de Cali


Mario del Basto era un hombre de unos 40 años, como Salcedo; era también un oficial muy condecorado y amigo de Jorge desde que entrara en la reserva de las Fuerzas armadas de Colombia en 1984. Ambos habían pertenecido al ejército regular y Mario conocía perfectamente las habilidades de Salcedo: armas, vigilancia electrónica, técnicas de radio y fotografía… Por ello, recomendó su reclutamiento a sus jefes: los hermanos Rodríguez Orejuela. 

Una oferta de trabajo 

La reserva del ejército era una colaboración no remunerada y voluntaria para los ex miembros del ejército que Salcedo hacía con gusto y en homenaje a su padre, El General Jorge Salcedo. Su hijo veía similitudes con su padre en Mario: ambos eran oficiales de carrera y tenían una extensa experiencia en combate contra la guerrilla. Es por ello que Jorge tenía una gran confianza en Mario del Basto y no dudó ni un instante en acudir a su llamada y en marcharse con él a Cali a conocer a esos personajes que tanto interés tenían en su persona.

Mario le explicó que eran respetados empresarios locales y que tenían un problema muy serio con Pablo Escobar, el cual atacaba sus negocios y amenazaba a sus familias. Su función principal, según le adelantó Bastos,  sería la de proteger a sus esposas e hijos de las garras de los sicarios de Escobar y ayudarles a eliminarlo. En seguida, Jorge Salcedo, se dio cuenta quienes eran esas personas que querían conocerle. 

Matar a Pablo 

En 1989 todo el mundo en Colombia sabía ya quién era Pablo Escobar y conocían la violencia de su cartel y la guerra que mantenían con los de Cali. Los colombianos convivían con las bombas, asesinatos, tiroteos. El número de muertes se acrecentaba, incluso de gente inocente, y como la mayoría de la población colombiana, Jorge temía y odiaba a Pablo Escobar, líder del Cartel de Medellín. 

El "Patrón" había declarado la guerra, no solo a los de Cali, sino también al estado colombiano con el objetivo de anular la ley de extradición con los Estados Unidos. En su punto de mira estaban los altos funcionarios del país: policías, militares, jueces... 

La guerra entre el Cartel de Cali y el de Medellín 

Salcedo no conocía mucho a los rivales de Escobar. Los de Cali eran considerados como menos violentos ( al menos no mataban a figuras públicas y eran más discretos a la hora de ejecutar a sus enemigos). Eran dueños de una popular cadena de farmacias, del club de fútbol América de Cali y disponían de numerosos negocios totalmente lícitos, aunque todo el mundo sabía que su principal fuente de ingresos era el narcotráfico. El exmilitar nunca consideró la posibilidad de escoger uno de los dos bandos. La guerra entre carteles no era asunto suyo. 

A principios de los 90, la guerra estaba en su momento más crítico. Hasta ese año, Salcedo no estaba implicado ni informado de las actividades ilícitas de los Orejuela, por lo que aún se consideraba un hombre honesto con un fin bien definido en su cabeza: su misión era la de proteger vidas y si aporta su granito de arena para matar a Escobar, no sería nada malo, sería un acto de patriotismo. 

Pacho Herrera: la masacre de Candelaria

Pero la percepción de Salcedo cambió después de que Escobar ordenara una matanza contra los amigos y familiares de Pacho Herrera, uno de los capos del Cartel. Decenas de asesinos invadieron el campo de fútbol donde sus allegados y el propio Herrera jugaban un partido. Fueron asesinadas un total de 20 personas. 

Pacho Herrera escapó milagrosamente y empezó a buscar a los asesinos de Escobar. En primer lugar, averiguó quien había alquilado una hacienda próxima al campo de fútbol donde se instalaron los sicarios. Tras localizar al arrendador, reunió a gran parte del Cartel para que contemplase la ejecución de la persona que había facilitado la muerte de sus allegados y miembros de su familia. Salcedo estaba entre los asistentes pero no pudo quedarse a ver cómo ejecutaban y torturaban al dueño de la hacienda. El exoficial del ejército colombiano se dio cuenta que los miembros del Cartel de Cali podían ser igual de violentos o más que el propio Escobar y que le sería muy difícil salir del Cartel una vez muerto el de Medellín. 

La muerte de Pablo Escobar

Cuando Escobar murió, su misión de proteger a las familias del Cartel había terminado. Sin embargo, su vida estaba ya ligada a la familia Rodríguez Orejuela. Pasaron los meses y Salcedo se iba dando cuenta que nunca podría salir de la organización con vida.

En aquel momento, tras la muerte de Escobar, todos los esfuerzos de los Estados Unidos estaban encaminados a capturar a los jefes de Cali, los cuales se habían convertido en los mayores exportadores de cocaína del mundo. La DEA tenía a dos agentes en Cali: Chris Feistl y Dave Mitchell, los cuales se pusieron en contacto con Salcedo y lo convirtieron en un agente doble. La operación para acabar con el Cartel de Cali estaba en marcha. 

La detención de Gilberto Rodríguez Orejuela

En 1995, Gilberto Rodríguez Orejuela, el hermano mayor de Miguel, fue detenido por la policía colombiana y la DEA. Salcedo describe la celebración del embajador norteamericano Robert S. Gelbard y todo su equipo, que tras largos meses de negociaciones, consiguió que el el gobierno colombiano tuviera como prioridad acabar con los líderes del Cartel de Cali. Sin embargo, y pese a la detención del hermano mayor de los Orejuela, la organización continuaba activa y a pleno rendimiento. 

El hermano más joven de los Orejuela, Miguel, se convirtió en jefe de jefes del Cartel de Cali, el cual delegó aún más tareas a Salcedo llegando a ser su jefe de seguridad. Pero esas tareas conllevaban más que la propia seguridad cuando se le ordenó asesinar a un compañero que ponía en peligro la organización y que trabajaba también para los de Cali. 

El fin del Cartel de Cali 

Esta fue la gota que colmó el vaso de Salcedo que estaba totalmente decidido a salir del Cartel, aunque no sería fácil. Sabía mucho de la organización y si la dejaba moriría; no solo él sino también toda su familia. Las fuerzas de seguridad colombianas tampoco podrían garantizar su seguridad, ya que muchos de sus miembros estaban a sueldo del Cartel. Por ello, intensificó sus contactos con la DEA y con sus agentes de campo: Chris Feistl y Dave Mitchell, a los que relató todo lo que sabía del Cartel, incluido nombres y funciones dentro de la organización. También informaba puntualmente de los movimientos del líder del Cartel de Cali 

Pese a las constantes presiones policiales, consiguió mantener la confianza del Cártel y continuar elaborando el plan que llevaría a la detención del pequeño de los Orejuela. Salcedo pactó con los agentes la entrega del capo del Cartel a cambio de protección para él y para su familia. Y así fue como ocurrió; Salcedo entregó a su jefe que se encontraba escondido en un zulo en una de sus residencias, así como numerosa documentación que incriminaba a numerosos funcionarios públicos que trabajaban para los de Cali. 
  
Con los dos hermanos Orejuela ya en prisión, Salcedo dejó el Cartel y huyó a los Estados Unidos para adherirse a un programa de protección de testigos, tanto para él como para su familia. Mientras, el Cartel de Cali, llegaba a su ocaso: la presión de la policía y el acoso del nuevo cartel emergente : Cartel del Norte del Valle, hizo que una de las organizaciones criminales más importantes de la historia llegara a su fin. 

1 comentario:

  1. Si hubiera seguido Pablo Escobar Colombia ���� cada un@ tendría lo suyo no los corruptos únicamente

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