Gracias a la industria moderna, los lujos que antaño solo disfrutaban los ricos están disponibles para la gente corriente. Las nuevas tecnologías han hecho la vida más fácil y llevadera, así como el desarrollo de la comunicación y los transportes. Todo ello, ha cambiado la vida muchos seres humanos pero, ¿también ha cambiado el clima?
El desarrollo industrial, el CO2 y el calentamiento global
El Profesor Patrick Michaels del departamento de Ciencias ambientales de la Universidad de Virginia, pone en entredicho este cambio: “Todo el que va por ahí diciendo que el CO2 es el responsable del calentamiento global del siglo XX no ha mirado los números básicos, ya que la producción industrial en las primeras décadas del siglo XX estaba limitada y restringida a un escaso número países a causa de la guerra y la depresión económica. Después de la Segunda Guerra Mundial las cosas cambiaron; bienes de consumo como electrodomésticos, automóviles, empezaron a producirse en masa para un mercado cada vez más internacional. Es por ello, que surge este interrogante, ¿Cómo se compara el registro de temperaturas con la historia del crecimiento industrial?".
La relación del cambio climático con el CO2
Desde mediados del siglo XIX la temperatura solo ha subido medio grado centígrado, pero este calentamiento había comenzado mucho antes de la industrialización a gran escala. La mayor parte del aumento de temperatura sucedió antes de 1940, cuando aún la industrialización era irrelevante. Después de la II Guerra Mundial, durante el boom económico, las temperaturas, en teoría debían haberse disparado pero, por el contrario, pero no lo hicieron sino que descendieron durante un periodo de treinta años y no fue, paradójicamente, hasta la crisis económica mundial de principios de los 70 cuando pararon de bajar y comenzaron a subir.
Consecuencia del efecto invernadero: una futura glaciación
Este hecho, demuestra que el aumento del CO2 no tiene una relación con el calentamiento global, más bien al contrario; cuanto más CO2 se emite a la atmósfera, la Tierra tiende a enfriarse. Este hecho científico fue adaptado a las tesis que defienden el cambio climático profetizando una futura e inminente Edad del Hielo, algo que carece de sentido.
La verdad incomoda de Al Gore
Al Gore y ‘su verdad incomoda’ es considerado por muchos como la presentación al gran público de la teoría del calentamiento global causado por el hombre. Su evidencia se basa fundamentalmente en las muestras de hielo extraídas en diversas prospecciones, en las que los científicos taladran profundamente en el hielo para estudiar el clima de la Tierra desde hace cientos de miles de años. La primera prospección fue en Vostok en el Antártico; lo que se encontró, como señala correctamente Al Gore, fue una clara correlación entre CO2 y temperatura.
Los datos que no menciona Al Gore
Pero hay una serie de datos que Al Gore no mencionó: cuando se estudia el clima en amplias escalas temporales se busca material geológico que guarde un registro del clima. Si cogemos una muestra de hielo, se usan isótopos para reconstruir la temperatura pero también se libera la atmósfera que está atrapada en ese hielo para mirar posteriormente su contenido de CO2, que efectivamente, confirma la existencia de esa correlación pero con un inconveniente: existe un desfase de unos 800 años de diferencia si se revisa exhaustivamente esta escala, tal como afirma el profesor Michaels.
Origen del calentamiento global y su relación con el CO2
Bert Bolin fue uno de los impulsores de la teoría del calentamiento global y su relación con el CO2 en los años 70. La causa de que esta teoría comenzase a emerger fue debida a dos factores: una leve y creciente subida de las temperaturas, pese a la bajada de la producción industrial mundial debido a la crisis del petróleo y algo aparentemente que no guarda relación alguna con la climatología, la huelga de los mineros del carbón en Inglaterra.
Los verdaderos precursores de la teoría del calentamiento global
Margaret Thatcher, primera ministra de Gran Bretaña en aquellos años, consideraba la energía como un problema de estado debido a la reciente crisis del petróleo y el sucesivo malestar de los mineros británicos. La energía era un elemento clave de la seguridad nacional y el gobierno británico no se fiaba del sindicato minero ni de la situación en Oriente Medio, por lo que se decidió a dar un impulso a la energía nuclear. Fue entonces cuando surgió el tema del calentamiento global y la ‘criminalización’ del CO2, asuntos que vinieron muy bien al gobierno conservador británico en su apuesta por la energía nuclear, por lo que se fomentó la tesis sobre el efecto invernadero. Y fue en ese momento, cuando por primera vez los políticos comienzan a respaldar y subvencionar la investigación y el desarrollo a diversas instituciones y fundaciones. Asimismo, a petición del gobierno de Thatcher se estableció una unidad de modelo climático que fue el germen del futuro Grupo Intergubernamental de expertos sobre cambio climático, también denominado IPCC de la ONU.
El aumento del CO2 como un posible problema medioambiental no solo atrajo a Margaret Thatcher sino al incipiente movimiento ecologista europeo que se adhirió a esta teoría. Con la caída del comunismo, la izquierda, algo desorientada, comenzó a ingresar en estos grupos ‘verdes’ acompañados de su anticapitalismo y antiamericanismo como símbolo, y no tardaron en relacionar capitalismo, desarrollo y globalización como los males mayores del planeta.
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