El cambio climático no es exclusivo de nuestro tiempo. Entre los siglos XVI y XIX, Europa sufrió un descenso de las temperaturas que desencadenaron hambre y revueltas sociales. Según los especialistas, las oscilaciones climáticas ejercen una influencia decisiva en la historia.
En el siglo XVI, los luteranos aseguraban que el frío intenso y las abundantes nevadas que afectaron la ciudad alemana de Leipzig, en 1562, era una señal de la ira de Dios por los pecados del hombre. Este descenso de la temperatura es el inicio de la "Pequeña Edad del Hielo", un largo periodo de inestabilidad climática con cinco momentos de máxima intensidad: 1590, 1650, 1680, 1770 y 1816.