jueves, 26 de marzo de 2015

La busqueda del Grial en España por los Nazis


La ópera “Parsifal” de Richard Wagner se estrenó en Barcelona antes que en ningún otro lugar de Europa. En la Ciudad Condal existía un numeroso grupo de wagnerianos que supieron apreciar los primeros versos del poema:

“En el cielo hay un castillo y su nombre es Montsalvat”. 

El grupo de intelectuales y artistas que figuraba en torno al Conde de Güell y que estaba creando la mitología catalanista, quiso entender que Montsalvat equivalía a Montserrat y que ésta era la montaña mágica del Grial.

Montserrat y el Grial

Montserrat encierra un mundo legendario por estar ligado a la ruta del Grial. Ciertamente un “Grial” apareció en Huesca en el período anterior a la invasión árabe. Un tal Audaberto, obispo de Huesca, huyó en 713 de su sede episcopal llevándose entre otras pertenencias, el preciado Grial. Audaberto escondió la copa en la cueva del monte Pano.

Allí se fundaría el monasterio de San Juan de la Peña, que se convirtió en uno de los focos de la Reconquista. El 14 de diciembre de 1134, un documento consigna que en dicho cenobio de San Juan de la Peña se custodiaba el Cáliz de Cristo. El rey Martín el Humano, encontrándose en Zaragoza reclamó la copa. El documento de donación se conserva en Barcelona fechado el 29 de septiembre de 1399.

El Grial, custodiado en el palacio de la Aljafería, pasó a la capilla de Santa Ágata, en Barcelona donde se encontraba el 31 de mayo de 1410, fecha de la muerte del rey Martín el Humano. De allí pasó al Palacio Real de Valencia bajo el reinado de Alfonso el Magnánimo. En 1424 fue trasladado a la Catedral donde puede verse en la actualidad. Montserrat no aparece en esta historia.

De Montsegur a Montserrat

... En los Juegos Florales de Barcelona de 1896 se estableció un paralelismo entre Montsegur y Montserrat y se identificó a ésta como la verdadera montaña del Grial. A ello contribuía un extraño paralelismo con Montsegur.

Una leyenda cátara asegura que poco antes de caer el castillo de Montsegur, en 1244, el Grial fue guardado en las entrañas de la montaña. Y junto al Grial el tesoro y la Biblia cátara. A lo largo del siglo XX distintos investigadores, han intentado encontrar en el “pog” de Montsegur las cuevas del Grial, utilizando incluso dinamita para abrirse paso. Nada han encontrado; el bloque de piedra sobre el que está asentado el castillo parece compacto y sin fisuras. En cambio en Montserrat (al otro lado de la frontera franco-española) es todo lo contrario.

Montserrat: el mundo subterráneo

A diferencia de Montsegur, Montserrat cuenta no sólo con innumerables cuevas sino que además está asentada sobre un lago subterráneo...

El relato de un monje catalán del siglo XVIII, el padre Dr. Gerard Joana, fraile y científico a la vez, penetró por los pasadizos secretos del monasterio. Relatos posteriores confirman la existencia de una fuerte corriente telúrica que hiciera de Montserrat el “lugar mágico” que ha sido siempre.

El 30 de enero de 1933, el nazismo subía al poder en Alemania. Compuesto por distintas tendencias, algunas se mostraban interesadas en el esoterismo y en la búsqueda del Grial. Fue así como los nazis se interesaron por Montserrat intentando investigar la vía creada por el historicismo romántico catalán del siglo XIX.

El enigmático Otto Rhan

En marzo de 1936 Otto Rhan entró en las SS, fue asignado al Estado Mayor Personal de Himmler y realizó allí su portentosa carrera. Existía un departamento al frente del que se encontraba Karl Maria Willigut, alias “Weisthor”, un vidente que había sido llamado “El Rasputín de Himmler”. Especializado en ocultismo y ariosofía, Willigut decía tener una facultad parapsicológica llamada “memoria ancestral”: la posibilidad de “ver” episodios históricos del pasado, al encontrarse en los mismos lugares donde ocurrieron. Willigut formó un pequeño grupo de especialistas en ocultismo al servicio del Reichführer de las SS, Heinrich Himmler. Rhan fue uno de los elegidos.

Se había especializado en literatura medieval y catarismo. En 1931 fue por primera vez a Occitania; dos años después publicó su libro Cruzada contra el Grial y en 1937 La Corte de Lucifer. El primer libro es una historia del catarismo. El autor, sostiene que el Parsifal de Wolfram von Eschembach, uno de los libros fundamentales del ciclo del Grial escrito en el siglo XII, es una “guía” del catarismo y que la leyenda narra hechos que realmente sucedieron durante la cruzada contra los cátaros. El castillo del Grial, “Montsalvatje”, es, para Rhan, en realidad, Montsegur de los Pirineos o Montserrat.

Sin embargo el trabajo de Rhan no era solamente cultural, y si ha pasado a la historia del esoterismo como renovador de los estudios cátaros, su trabajo como agente secreto de la inteligencia alemana, aun siendo desconocido, no ha sido menor.

En efecto, Rhan fue destinado por sus superiores a un lugar particularmente clave: la frontera franco-española. Resultaba evidente que en 1935 la situación en España era muy tensa y que el país se precipitaba hacia la guerra civil. Alemania estaba interesada en contar con un régimen aliado en España (el del General Franco) que situaría a Francia entre dos frentes. No es raro que Rhan, desde su atalaya privilegiada en los Pirineos, buen conocedor de la zona, arraigado en ella, fuera elegido para esta misión...

... La abuela de Rhan se llamaba Clara Hamburger y su bisabuelo Leo Cucer... dos nombres habituales en el judaísmo centroeuropeo. Rhan había colaborado con las SS ignorando su ascendencia judía. ¿Qué hacer ahora, cuando había alcanzado un alto grado dentro de las SS? La idea partió del General Wolf: había que “matar” a Otto Rhan y seguir contando con los servicios de este agente especial tan hábil. No fue la única vez que se realizó una operación de este tipo en las SS (dada la gran cantidad de alemanes que poseen sangre judía sin saberlo, o sin quererlo saber). Otto Rhan se convirtió en “Rudolph Rhan”. Y desde Rhan los nazis estuvieron buscando el Grial.

Himmler en Montserrat

En 1940 Himmler, jefe de las SS, realizó una enigmática visita a España y específicamente a Montserrat. Himmler fue en todo momento acompañado por un séquito de 25 oficiales de las SS, dirigidos por el capitán Günter Alquen (director del diario de las SS, “Schwarze Korps”, “cuerpo negro”) y el General Karl Wolf, jefe de su Estado Mayor. No hay que perder de vista que el General Wolf fue el hombre que introdujo a Otto Rhan en las SS y a cuya sombra realizó toda su carrera... incluso cuando tras su desaparición, volvió a reaparecer como “Rudolf Rhan”.

Rudolf Rhan fue enviado por Karl Wolf a Irak en 1941 para preparar una revuelta antiinglesa. Posteriormente y a la vista de su efectividad, sería nombrado embajador alemán en Roma en los últimos meses de la guerra. Wolf en aquella época estaba al mando de las SS que operaban en Italia. Para colmo, Wolf fue uno de los principales impulsores del esoterismo nazi: su propio hijo fue bautizado siguiendo el ritual elaborado por los “ariósofos” que trabajaban para las SS, y el mismo obtuvo uno de los primeros anillos que distribuyó Himmler entre los iniciados de alto rango en el esoterismo.

Cuando el 23 de octubre de 1940 Himmler fue a Montserrat llevaba consigo una guía singular: la elaborada por Rhan, La Corte de Lucifer, el libro que el jefe de las SS ordenó distribuir gratuitamente entre los altos oficiales del cuerpo. En función de este libro se sabe que Himmler no solamente buscaba la presencia del Grial en Montserrat, sino que también quería descubrir el secreto de la montaña mágica.

Ninguno de los dos abades de Montserrat, los padres Marcet y Escarré, quisieron recibir personalmente a Himmler. Se le atribuía una actitud contraria a los católicos alemanes y prefirieron que fuera el padre Ripoll, que hablaba perfectamente alemán, quien le hiciera los honores... sorprende que hablara de los cátaros en el curso de la visita: “En Montserrat se propugnó la herejía albigense con la que nosotros tenemos tantos puntos de contacto”, dijo al padre Ripoll, según refirió él mismo... Himmler se negó a visitar el interior de la basílica católica. Lo que le interesaba era el mundo oculto de la montaña. Fue el general Wolf quien advirtió al padre Ripoll: “Perdone, pero a su Excelencia no le interesa el monasterio, sino la naturaleza”...

Quería conocer el mundo interior de Montserrat pero no se salió con la suya, porque en el hotel Ritz de Barcelona, donde se alojó el Reichführer y su séquito, desapareció su maletín negro. Corrieron todo tipo de rumores sobre el contenido de la maleta donde quizás estaban los planos de los conductos subterráneos de la montaña mágica...

Otto Rhan en Montserrat

En 1937 apareció el segundo libro de Otto Rhan, La Corte de Lucifer, la guía de un viaje iniciático realizado por toda Europa. Uno de los capítulos se titula “Puigcerdá en Cataluña”. Rhan explica en este capítulo la “doctrina oficial” de los nazis en relación al Grial escondido en Montserrat.

Como buen espía, Rhan no da muchos datos sobre su viaje. Explica sólo que pasó por Puigcerdá de camino a Barcelona. La situación política de la época era extremadamente tensa y se comprende que hubiera de abandonar su “estación” situada a los pies de las cuevas de Lombrives y analizar directamente la situación. Por lo que se deduce de la lectura de su libro, Rhan conocía bastantes cosas sobre la montaña mágica catalana.

Rhan en su libro, realiza una contraposición entre el mundo de los jesuitas (aprovechando que San Ignacio de Loyola escribió precisamente sus Ejercicios Espirituales en Montserrat) y el mundo de los cátaros (que asocia al Grial)... ¿Qué es lo que buscaban los nazis en Montserrat? Exactamente igual a lo que hicieran cien años antes las tropas de Napoleón, destrozando el monasterio buscando algo desconocido. ¿No será que pretendían apoderarse de algún tesoro oculto?

Si tenemos en cuenta que el libro de Rhan fue editado por orden directa de Heinrich Himmler, jefe de las SS y que distribuyó 2000 ejemplares gratuitos encuadernados en piel de becerro entre los altos mandos de las SS, cuesta poco admitir que Himmler, cuando fue a Montserrat, estaba buscando el verdadero secreto de la montaña mágica. ¿Será el Grial?

Heinrich Himmler, un aprendiz de brujo al frente de las SS

La personalidad de Heinrich Himmler ha sido objeto de vivas controversias. Era un apasionado del esoterismo, fue iniciado en los secretos del ocultismo por el mago Louis Christian Hausser (llamado “el Precursor”), convirtiéndose en un “vampiro psíquico” cuya misión era controlar a la humanidad. Era un hombre sin una gran formación cultural, pero con inquietudes bien definidas: estaba atraído por el esoterismo y, más en particular, por las disidencias alemanas de la Sociedad Teosófica; en particular por la escuela “ariosófica”. En su biografía oficial aparece como miembro de la “Sociedad Alemana de Palingenesia”, es decir, que también se interesaba por la Alquimia y formaba parte de la secta esotérica “Thule”, utilizando sus conocimientos ocultos para escalar al poder.

Tras ser nombrado por Hitler el segundo del Reichsführer de Alemania en 1934, transformó un grupo de 300 guardaespaldas en la más importante fuerza de élite del nazismo, las SS, un cuerpo de inteligencia militar organizado al estilo de los Caballeros Templarios y de raíces claramente esotéricas.

Desde muy joven Himmler practicaba el espiritismo, el mesmerismo-magnetismo y la astrología, además creía ser la reencarnación del Heinrich “el Cazador”, fundador de la estirpe real de Sajonia, en el siglo X. Renegó del catolicismo y convertido al paganismo se transformó en adorador del dios Wotan. Sus creencias paganas tenían fiel reflejo dentro de las SS, quienes durante las noches de los solsticios y los equinoccios llevaban a cabo rituales mágico neopaganos ensalzando la raza aria para dominar el mundo.

Creó el departamento de investigaciones históricas de las SS, en el que se estudiaban las leyendas artúricas y también el Catarismo, todo ello conducido a la búsqueda del Grial; por ello fijaron su atención en Montsegur y Montserrat. Algo debieron descubrir porque todas sus investigaciones secretas y guardadas por las SS (manuscritos originales escritos en sánscrito, yidish, griego y latín), desaparecieron misteriosamente y su biblioteca fue quemada. ¿Qué extraño secreto guardaban los textos?

Prof. Sebastián D´Arbó
Extracto del dossier publicado por la revista Nuevos Horizontes nº 7, Septiembre de 2000



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