Quizá tú mismo hayas accedido al puesto de trabajo que ocupas actualmente gracias a alguien de tu entorno. Esa trama de contactos conforma tu red social y, según afirman los expertos, es uno de los medios más eficaces para encontrar empleo.
El estudio Redes sociales y mercado laboral, publicado recientemente por el Centro de Investigación en Economía Internacional (CREI) de la Universitat Pompeu Fabra y la Generalitat de Cataluña, así lo confirma. De acuerdo con dicho estudio, llevado a cabo por el profesor de investigación ICREA de la Universitat Autònoma de Barcelona, Antoni Calvó-Armengol, los lazos de amistad pueden reducir la tasa de paro en más de un tercio.
¿De qué depende que la red funcione mejor o peor a la hora de acercarnos al empleo? Hay muchos factores que intervienen en su efectividad, entre ellos, la cantidad de personas que la integran y la calidad de la información que pueden ofrecer. En principio, cuánto mayor sea el número de contactos mayores serán la posibilidades de acceder a un empleo, pero esta generalización debe matizarse.
Hay personas que tienen una red formada por muchos miembros, pero si el grupo es cerrado, si no se relaciona con otros grupos, las posibilidades quedan limitadas. Antoni Calvó-Armengol describe los vínculos de los grupos cerrados como vínculos fuertes, frente a los vínculos débiles que son los que conectan la red social directa de una persona con otras redes. En cuanto a la calidad de la red, tal como indica Antoni Calvo-Armengol, «depende de aspectos como la historia laboral del grupo y la homogeneidad de quienes lo integran: dónde viven, cuál es su origen social, si han cursado o no el mismo tipo de estudios, etcétera.».
No hay que olvidar tampoco cómo está la red en el momento en el que la necesitamos. Si todos sus miembros o la mayor parte de ellos trabajan la efectividad es alta, si se encuentran en paro, es muy baja. Asimismo, cuanto mayor sea el período de tiempo que la persona permanece desempleada mayores son sus dificultades para reincorporarse al mercado laboral. «Los parados de larga duración lo tienen difícil para encontrar de nuevo un empleo porque su círculo social se reduce cuando precisamente lo que esas personas necesitan es una red fuerte», explica el profesor de la Autónoma.
El estudio Redes sociales y mercado laboral, publicado recientemente por el Centro de Investigación en Economía Internacional (CREI) de la Universitat Pompeu Fabra y la Generalitat de Cataluña, así lo confirma. De acuerdo con dicho estudio, llevado a cabo por el profesor de investigación ICREA de la Universitat Autònoma de Barcelona, Antoni Calvó-Armengol, los lazos de amistad pueden reducir la tasa de paro en más de un tercio.
¿De qué depende que la red funcione mejor o peor a la hora de acercarnos al empleo? Hay muchos factores que intervienen en su efectividad, entre ellos, la cantidad de personas que la integran y la calidad de la información que pueden ofrecer. En principio, cuánto mayor sea el número de contactos mayores serán la posibilidades de acceder a un empleo, pero esta generalización debe matizarse.
Hay personas que tienen una red formada por muchos miembros, pero si el grupo es cerrado, si no se relaciona con otros grupos, las posibilidades quedan limitadas. Antoni Calvó-Armengol describe los vínculos de los grupos cerrados como vínculos fuertes, frente a los vínculos débiles que son los que conectan la red social directa de una persona con otras redes. En cuanto a la calidad de la red, tal como indica Antoni Calvo-Armengol, «depende de aspectos como la historia laboral del grupo y la homogeneidad de quienes lo integran: dónde viven, cuál es su origen social, si han cursado o no el mismo tipo de estudios, etcétera.».
No hay que olvidar tampoco cómo está la red en el momento en el que la necesitamos. Si todos sus miembros o la mayor parte de ellos trabajan la efectividad es alta, si se encuentran en paro, es muy baja. Asimismo, cuanto mayor sea el período de tiempo que la persona permanece desempleada mayores son sus dificultades para reincorporarse al mercado laboral. «Los parados de larga duración lo tienen difícil para encontrar de nuevo un empleo porque su círculo social se reduce cuando precisamente lo que esas personas necesitan es una red fuerte», explica el profesor de la Autónoma.
Cómo mover contactos eficazmente
Las redes sociales pueden ser muy efectivas a la hora de buscar y encontrar trabajo, pero para que funcionen realmente hay que activarlas. ¿Qué pasos conviene dar? «Lo primero es identificar a tus contactos, personales y profesionales, y confeccionar una lista inicial», asegura Yolanda Pórtoles, gerente de la consultora de RR.HH. Uniconsult en Cataluña. «No te has de limitar a la familia y los amigos, has de incluir a cualquiera que creas que estaría dispuesto a hablar de ti, y ahí entran familiares y amigos, pero también personas con las que te relacionas actualmente en tu entorno profesional y personas a las que has conocido en etapas laborales anteriores. También has de incluir a antiguos compañeros de estudios y a personas que conoces a través de tus aficiones y de las organizaciones y asociaciones a las que perteneces. Es como si lanzaras una piedra al agua, el lugar donde cae es el de tu con acto, pero lo importante son los círculos que se dibujan alrededor».
Una vez confeccionada la lista conviene iniciar una ronda de llamadas telefónicas y concretar un mensaje. «Resulta más eficaz decir exactamente lo que necesitas que generalizar», asegura Natalia Prósper, directora del Grupo BLC en Barcelona. Pero luego hay que conseguir que te atiendan. Si tienes una relación muy próxima con la persona entonces no hay problema, en caso contrario existen varias fórmulas que facilitan el acceso al contacto. Una de ellas consiste en destacar de entrada el vínculo de unión con la otra persona y pedirle su opinión. Se pueden utilizar mensajes como éste: «No nos conocemos, pero soy compañero tuyo de la asociación o la entidad (que corresponda) y me gustaría que pudiéramos vernos, pues estoy interesado en optar a un trabajo relacionado con la actividad que llevas a cabo y quisiera conocer tu experiencia». El tono debe ser amable y hay que respetar la disponibilidad del contacto.
Si la persona acepta recibirte, prepara bien la entrevista: déjale tu CV, detállale el tipo de trabajo que te interesa -cuanto más concretes mejor-; háblale de tu experiencia laboral, de tus logros, tu formación y tus cualidades y habilidades. Pero sobre todo pregúntale acerca del sector, de cómo localizar fuentes de empleo; de empresas y personas a las que conozca que puedan estar interesadas en un profesional como tú y de qué aspectos de tu currículum podrías mejorar para tener más oportunidades. Habla con tu interlocutor de todo esto ciñéndote al tiempo de que dispone para atenderte y una vez acabe la conversación prepara una ficha con un resumen de lo que habéis tratado.
El paso siguiente consiste en llevar a cabo un seguimiento de las acciones realizadas. «Esto es muy importante», asegura Natalia Prósper, «has de anotar con quién has hablado, a quién has de volver a llamar... y, sobre todo, has de mantener informados a tus contactos de cómo te va y darles las gracias por haberte atendido y por la información que te han facilitado».
Josep Maria Mató, presidente ejecutivo de Factor Placement Recursos Humanos, insiste en que «la red de contactos es una fuente de información para todos los que forman parte de ella, y, más allá de ser útil para encontrar trabajo, también lo es para hacer clientes, establecer acuerdos de colaboración, etcétera. Mantenerla requiere realizar un esfuerzo constante, pero merece la pena».
Una vez confeccionada la lista conviene iniciar una ronda de llamadas telefónicas y concretar un mensaje. «Resulta más eficaz decir exactamente lo que necesitas que generalizar», asegura Natalia Prósper, directora del Grupo BLC en Barcelona. Pero luego hay que conseguir que te atiendan. Si tienes una relación muy próxima con la persona entonces no hay problema, en caso contrario existen varias fórmulas que facilitan el acceso al contacto. Una de ellas consiste en destacar de entrada el vínculo de unión con la otra persona y pedirle su opinión. Se pueden utilizar mensajes como éste: «No nos conocemos, pero soy compañero tuyo de la asociación o la entidad (que corresponda) y me gustaría que pudiéramos vernos, pues estoy interesado en optar a un trabajo relacionado con la actividad que llevas a cabo y quisiera conocer tu experiencia». El tono debe ser amable y hay que respetar la disponibilidad del contacto.
Si la persona acepta recibirte, prepara bien la entrevista: déjale tu CV, detállale el tipo de trabajo que te interesa -cuanto más concretes mejor-; háblale de tu experiencia laboral, de tus logros, tu formación y tus cualidades y habilidades. Pero sobre todo pregúntale acerca del sector, de cómo localizar fuentes de empleo; de empresas y personas a las que conozca que puedan estar interesadas en un profesional como tú y de qué aspectos de tu currículum podrías mejorar para tener más oportunidades. Habla con tu interlocutor de todo esto ciñéndote al tiempo de que dispone para atenderte y una vez acabe la conversación prepara una ficha con un resumen de lo que habéis tratado.
El paso siguiente consiste en llevar a cabo un seguimiento de las acciones realizadas. «Esto es muy importante», asegura Natalia Prósper, «has de anotar con quién has hablado, a quién has de volver a llamar... y, sobre todo, has de mantener informados a tus contactos de cómo te va y darles las gracias por haberte atendido y por la información que te han facilitado».
Josep Maria Mató, presidente ejecutivo de Factor Placement Recursos Humanos, insiste en que «la red de contactos es una fuente de información para todos los que forman parte de ella, y, más allá de ser útil para encontrar trabajo, también lo es para hacer clientes, establecer acuerdos de colaboración, etcétera. Mantenerla requiere realizar un esfuerzo constante, pero merece la pena».
Algunos profesionales están convencidos de que su red de contactos es muy pequeña y creen que no les va a ser útil a la hora de encontrar empleo. Están equivocados. Los expertos coinciden en que, de media, cada uno de nosotros tiene entre cinco y quince contactos directos que si se activan bien y permiten llegar a otros círculos de personas pueden sumar hasta un centenar. Si uno activa bien su red y hace un seguimiento continuo puede encontrar empleo en un período de entre tres y seis meses, aunque no se puede generalizar y el tiempo depende de muchos factores: nivel de exigencia de la persona en el puesto a ocupar, perfil profesional, nivel de la demanda en el mercado para la profesión del candidato, etcétera.
Aunque está demostrado que las redes de conocidos son el medio más eficaz para encontrar trabajo, en ningún caso hay que olvidar otras fuentes, como la prensa o internet.
«Los contactos no han de ser el único canal para buscar empleo porque uno no sabe nunca por donde va a llegar su oportunidad,ha de ser un complemento al resto de vías, siempre has de activar varios canales», aconseja Yolanda Pórtoles, gerente de la consultora de RR.HH. Uniconsult en Cataluña.
La prensa especializada, los portales de empleo, las bolsas de trabajo de los centros donde se han cursado estudios y los programas de empleo de la administración y de otras instituciones son algunas de las fuentes a las que hay que acudir siempre.
«Los contactos no han de ser el único canal para buscar empleo porque uno no sabe nunca por donde va a llegar su oportunidad,ha de ser un complemento al resto de vías, siempre has de activar varios canales», aconseja Yolanda Pórtoles, gerente de la consultora de RR.HH. Uniconsult en Cataluña.
La prensa especializada, los portales de empleo, las bolsas de trabajo de los centros donde se han cursado estudios y los programas de empleo de la administración y de otras instituciones son algunas de las fuentes a las que hay que acudir siempre.
La selección de nuevos empleados a través de los conocidos que tiene el personal en plantilla aporta muchos beneficios a las empresas. Es barato y ofrece bastantes garantías.
No sólo quienes buscan empleo pueden lograrlo a través de su red de contactos, las empresas que desean incorporar personal también utilizan redes, pero en su caso las de los trabajadores de la propia compañía. Este sistema es conocido en los países anglosajones como «referral hiring». Algunas empresas incluso premian económicamente a los empleados que aportan candidatos. El único inconveniente es que dentro del proceso de selección pueden quedarse fuera candidatos muy válidos, pues sólo optan a las vacantes los que han sido recomendados, ya que la oferta no se hace pública.
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