En 1999 fue publicado un libro sobre estrategia militar escrito por dos oficiales del ejército de la República Popular China: Qiao Liang y Wang Xuiangsui, denominado "Guerra más allá de los límites" o "Guerra Irrestricta".
En él, se expone cómo derrotar a una nación militar y tecnológicamente superior como los Estados Unidos, usando el derecho internacional, la cultura, los medios de comunicación, la política, la economía y la tecnología para evitar así una confrontación militar directa.
Los autores sostienen a grandes rasgos que las guerras tan impopulares entre la población han dado paso a otro tipo de violencia facilitada por la globalización y la dependencia tecnológica:
"mientras que estamos asistiendo a una reducción de la acción militar directa, estamos viendo un aumento de otro tipo de violencia en el ámbito político, económico y tecnológico ejercida mediante la desinformación y el control de las áreas claves de una nación y su sociedad como la economía y sus recursos estratégicos".
La guerra irrestricta
Esta reducción de la acción militar directa ha dado lugar a otro tipo de armas sutiles, algunas imperceptibles para la población como puede ser la subversión y dominio de organizaciones supranacionales (ONU, OMS, etc,), la manipulación de los medios de prensa extranjeros, el lanzamiento de rumores falsos, la dependencia financiera mediante ayudas o el control bancario de la nación adversaria, la dependencia tecnológica e industrial y un largo etcétera.
Para muchos amantes de las conspiraciones, esta "Guerra Irrestricta" ya ha comenzado y en la actualidad muchos indicios apuntan que se está llevando a cabo a gran escala y puede tener una relación directa con la pandemia que golpea al mundo en la actualidad: Covid 19.
El virus SARS - CoV2: una variedad de coronavirus
El virus SARS - CoV2 y su enfermedad ( COVID - 19) pertenece a la familia de los coronavirus. Una gran parte de estos coronavirus se han aislado de aves y mamíferos, especialmente murciélagos. Oficialmente, el virus SARS - CoV2 apareció por primera vez en un mercado de animales silvestres de la ciudad de Wuhan, en China. La capacidad del virus de pasar de un huésped a otro propició un salto del murciélago a un mamífero aún no identificado, y de ahí a los humanos.
Su tasa de contagio es bastante alta ya que puede transmitirse de una persona a otra con gran facilidad actuando sobre la vías respiratorias donde se aloja principalmente, provocando fiebre, sensación de cansancio, tos seca, diarrea, nauseas y dificultad para respirar. El virus puede causar en el individuo desde síntomas leves hasta una infección respiratoria severa (neumonía) que ha provocado ya la muerte a centenares de miles de personas por todo el mundo.
La gran mayoría de los fallecidos son personas mayores de 65 años con patologías previas como hipertensión o diabetes aunque también azota a individuos de menor edad. Los niños, en menor medida, parecen menos susceptibles a la enfermedad pero si al contagio.
Los países desarrollados con una tasa de población más envejecida así como aquellas naciones con un sistema sanitario precario o que comenzaron a tomar medidas demasiado tarde están siendo los más afectados por esta enfermedad, que como hemos indicado anteriormente apareció súbitamente en Wuhan.
Wuhan: la zona cero
Wuhan es una ciudad del centro de China, que albergó el pasado mes de octubre de 2019 los VII Juegos Militares mundiales, que congregó a 9603 atletas militares de 104 países que compitieron en diversas modalidades deportivas. Dos meses después de los juegos, en diciembre, el virus fue detectado por primera vez en la ciudad, Esta coincidencia ha hecho que el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, Lijian Zhao, difundiera el rumor a través de Twitter que "el ejército de los Estados Unidos nos trajera la epidemia a Wuhan". Recordemos que el Partido Comunista chino tiene prohibido el acceso a las redes sociales a su población ( 1.500 millones de habitantes).
Este comentario del diplomático chino provocó un intercambio de acusaciones entre ambas potencias. El presidente Trump, su secretario de estado Mike Pompeo y diversos medios de comunicación estadounidenses ponían el foco en el Instituto de Virología de Wuhan, cuyo centro cuenta desde el 2015 con el primer laboratorio chino de bioseguridad nivel 4, capaz de manipular peligrosos virus como el Ébola. El Instituto, casualmente, se encuentra a escasos kilómetros del mercado de Wuhan, donde presuntamente empezó todo.
El Instituto de Virología de Wuhan
Aunque la labor del Instituto es conocida e incluso ha contado con la participación de entidades occidentales en algunas de sus investigaciones, las sospechas recayeron sobre ese laboratorio de Wuhan. En el año 2018, salieron a la luz unos documentos consultados por el Washington Post de varios miembros de la embajada estadounidense en Pekín que cuestionaban los protocolos de seguridad.
La cadena Fox News, aseguraba que el paciente cero de la pandemia habría sido un científico que experimentaba con una variante modificada de coronavirus de murciélago y que causo la expansión por la ciudad de Wuhan. Las sospechas recayeron en la doctora Huang Yangling, graduada en el Instituto de la que nunca mas se supo. Las autoridades chinas desmintieron que estuviera desaparecida y aclararon que gozaba de buena salud lejos de la provincia de Hubei ( provincia donde se encuentra Wuhan )
Estas sospechas contradicen lo declarado en su día por Shi Zehngli, una de las principales expertas chinas en coronavirus y subdirectora del laboratorio que junto a su equipo estableció el primer estudio que confirmaba la relación entre el SARS - COV-2 y los murciélagos. En diversas entrevistas, la investigadora aseguró que ninguno de los coronavirus con los que trabajan coincidían con el patógeno causante de la pandemia. "Juro por mi vida que el virus no tiene nada que ver con el laboratorio" sentenció en su cuenta de WeChat el 2 de febrero de 2020.
El secretismo del Partido Comunista chino
Quizás, la causa de ese aluvión de teorías conspirativas contra China son fruto del secretismo de su gobierno y de la falta de libertades que hace imposible llevar a cabo una investigación exhaustiva como así confirmaron miembros de la OMS que fueron a principios de 2021 al laboratorio y al mercado de Wuhan. Esta misión formada por 15 miembros de la OMS y 15 científicos chinos, llegó a la conclusión que el virus no viene de ningún laboratorio y que es de origen animal pero no ha podido determinar su origen y probablemente nunca se sabrá.
Sea verdad o no que China fuera culpable voluntaria o involuntariamente de la propagación del virus, lo cierto es que económicamente ha sido la única potencia del mundo que ha crecido durante la pandemia. El país asiático registró un crecimiento económico del 2,3% en el 2020 y las causas, según los economistas, se debe principalmente a sus exportaciones y a la alta demanda de los países afectados por las restricciones de la pandemia.
Por contra, su divisa - el yuan- continua en niveles sorprendentemente bajos lo que hace al gobierno chino sospechoso de manipular su valor para favorecer las exportaciones al extranjero.
Quizás, con el tiempo, sepamos si esta es una guerra irrestricta o simplemente una fatalidad. China aun tiene mucho que decir, también mucho que callar y es muy probable que nunca se sepa la verdad. Lo cierto es, que por el momento, el mundo continua luchando contra el virus que se ha llevado la vida de millones de personas y aunque parece que hay atisbos de vencer la enfermedad no se debe bajar la guardia ya que el enemigo sigue ahí fuera.
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