Con la llegada de la democracia, surgió en España un nuevo género de cine protagonizado por jóvenes delincuentes que se convirtieron en estrellas fugaces del celuloide.
"Robar no está bien. Yo delinquí y asumo mi responsabilidad", palabras de El Vaquilla en su autobiografía, ‘Hasta la libertad’ (Ediciones B).
Ángel Fernández Franco ‘El Torete’, José Luis Fernández ‘El Pirri’, Juan José Moreno Cuenca ‘El Vaquilla’, ‘El Butano’, ‘El Pepsicolo’, ‘El Corneta’,’El Jaro’ o ‘El Chuli’, son algunos de los jóvenes delincuentes, protagonistas de películas como ‘Navajeros’, ‘El Pico’ o ‘Yo, el Vaquilla’. El éxito de estos muchachos fue tan fugaz que apenas tuvieron tiempo de disfrutar las mieles del éxito, ya que la heroína y “la ley de la calle” fue terminando con casi todos ellos.
El éxito del cine quinqui
Lo más llamativo de este género era el abrumador éxito de público que llegó a cosechr, pese a ser películas de pobre calidad salvo escasas excepciones. Su enorme popularidad, probablemente se debía a la crudeza de sus escenas así como al realismo que emanaban los jóvenes protagonistas, que con toda naturalidad se interpretaban así mismos.
Juan Antonio de la Loma y Eloy de la Iglesia
Estos muchachos eran hijos de la emigración del campo a la ciudad que vivían en barrios marginales de Madrid y Barcelona hasta que un buen día tuvieron la oportunidad de probar las mieles del éxito gracias a directores como José Antonio de la Loma (1924-2004) y Eloy de la Iglesia (1944-2006), los cuales, mostraron al público el entorno marginal en el que se movían a diario estos jóvenes.
José Antonio de la Loma, considerado el padre del cine quinqui, explotó el género al máximo mostrando trepidantes y directas escenas de acción con películas como ‘Perros Callejeros’ (1977), ‘Los últimos golpes del Torete’ (1980) o ‘Yo, el Vaquilla’ (1985).
Por su parte, Eloy de la Iglesia, incidía más en el aspecto social ‘rozando’ el cine de autor y cuidando al máximo los detalles. Las escenas de sexo y la crudeza de con que mostraba los ‘chutes’ de heroína provocaron un escándalo sin precedentes en la sociedad de la época. De hecho, el propio director cayó en las garras de la droga, a causa, según algunos, de su desmesurado interés por este ‘submundo’ marginal que llegó a mostrar como nadie en películas como ‘Navajeros’ (1980), ‘El Pico’ (1983), ‘Colegas’ (1982), El Pico 2 (1984) y ‘La estanquera de Vallecas’ (1987)
Banda Sonora del cine Quinqui
“Soy un perro callejero y lo digo que mas da
vivo solo y como puedo, soy muy duro de pelar
soy un perro callejero y lo digo porque puedo
soy un perro callejero y me cago en tos tus muertos”
Los Chunguitos, los Chichos, Bordón 4 y el rock incipiente español de Burning son los grupos más representativos del cine Quinqui. Bandas Sonoras con olor a ‘chabolo’ carcelario inundado de ‘gitaneo’ puro y duro con letras que cuentan historias de amor y desamor, de pobreza, de libertad, de drogas y de muerte, decoran las escenas de la mayor parte de la filmografía ‘Quinqui’.
Otros directores
Muchos directores de prestigio como Carlos Saura – ‘Deprisa, deprisa’ (1981) – y Manuel Gutiérrez Aragón – ‘Maravillas’ (1980) -, bebieron ocasionalmente de las aguas de este género tan denostado obteniendo un considerable éxito tanto de público como de crítica.
Asimismo, otros títulos como ‘La Patria del Rata’ (1980), de Francisco Lara Palop; ‘Chocolate’ (1980), de Gil Carretero, ‘Barcelona Sur’ (1981), de Jordi Cadena, y ‘Matar al Nani’ (1988), de Roberto Bodegas, entre otros, completan los títulos más emblemáticos de este género totalmente apartado y olvidado de nuestro cine español.
No hay comentarios:
Publicar un comentario