viernes, 23 de abril de 2021

Filipinas: las Colinas de Chocolate

 En el corazón de Filipinas se alzan 1.776 montículos casi idénticos. Podría ser una huevera interminable. O la plasmación de las montañas de un dibujo infantil. Su nombre (Chocolate Hills) se deriva del color marrón que cobran en la estación seca.

 Sin embargo, la mayor parte del año son de un verde intenso. Desde lo alto de una de ellas, el paisaje es casi irreal. Los montículos se pierden en el horizonte a lo largo de un giro de 360 grados. 

Emplazadas en la isla de Bohol, del archipiélago de las Visayas, en el corazón de Filipinas, las Colinas de Chocolate componen una de esas raras forma­ciones geológicas que crean paisajes de leyenda.
 
 
Los filipinos tienen la suya para explicar la existen­cia de estos 1.776 montículos casi idénticos, que varían en altura éntrelos 100 y los 500 metros: son las piedras que dos gigantes se lanzaron en una feroz lucha en la que ninguno salió vencedor.

Un antiguo fondo marino

Los geólogos no han alcanzado un consenso so­bre el origen de tan peculiar escenario, aunque una placa de bronce, situada en lo alto del ob­servatorio principal, asegura que se trata de un prehistórico fondo marino esculpido por co­rrientes de agua. Sea como fuere, lo cierto es que muchos apodan ya al conjunto "la octava maravilla del mundo", y el lugar se ha converti­do en todo un atractivo turístico.
 
Turismo en las Colinas de Chocolate
 
El gobierno le Otorgó el calificativo de Monumento Nacional Geográfico en 1988, y con él la pequeña somnolienta isla de Bohol ha visto impulsada de for­ma dramática su industria turística. Afortuna­damente, aún es posible disfrutar de las Colinas de Chocolate en calma, pues sólo dos de ellas cuentan con infraestructuras destinadas a viaje­ros. Y lo mismo sucede con el resto de la isla. Sus densos bosques, que se mantienen casi vír­genes, son el lugar ideal para perderse después de una visita a las Colinas de Chocolate.

Cómo llegar
 

La puerta de entrada a las islas Visayas es Cebú. Desde allí se llega en ferry a Bohol. Y desde la capital de la isla, Tagbilaran, no hay mas que alquilar un coche para recorrer las Colinas de Chocolate o coger el autobús local hasta Carmen..
 
La mejor época para visitar la zona es en verano. Las colinas hacen honor a su nombre adquiriendo tonos ocres aunque las vistas más espectaculares es en primavera para contemplar el esplendor de la vegetación.
 
Para conocer más: www.bohol.ph
 

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