El centro de Grecia (Tesalia) acoge una colección única de arquitectura bizantina
Alcanzar los ocho monasterios bizantinos de Meteora se parece a conquistar un castillo. Para salvar el desnivel existente entre las cimas de los peñascos donde se levantan y la base de los mismos, el visitante debe recorrer endebles puentes casi levadizos y remontar escaleras de cientos de peldaños. Pero esa aparente inaccesibilidad es su principal razón de ser, ya que estos monasterios (metéoros significa "suspendido del aire") fueron construidos a partir del siglo XIV para burlar el asedio turco.
Patrimonio de la Humanidad
Patrimonio de la Humanidad
En su origen carecían de escaleras de acceso y los monjes debían recurrir a las poleas para proveerse de víveres o comunicarse con el exterior; sólo se dotaron de escalas a partir de 1920. El conjunto, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, se alza sobre la llanura de Tesalia y ofrece espectaculares vistas de la ciudad de k'alanibaka, punto de partida de la visita.
Pero, por espectacular que sea el exterior de estos inexpugnables nidos de monjes, su interior no desmerece en absoluto. El ambiente de recogimiento y hospitalidad que ofrecen sus habitantes también contribuye a disfrutar de la visita de los seis que hoy están abiertos al público. En el aspecto constructivo, todos estos monasterios muestran un mismo plano: un gran patio central, alrededor del cual se hallan las celdas de los monjes, las capillas y el refectorio
Monasterios de Meteora
Por orden, desde el vecino pueblo de Kastraki, hallamos en primer lugar Moni (Monasterio) Agiou Nikolaou Anapafsa, del siglo XV y con frescos pintados por Teofanes Strelitsas. El siguiente, Moni Megalou Meteorou -también llamado Metamorfosis-, es el más conocido. A 613 m sobre el nivel del mar, se construyó en tomo a la iglesia de la Metamorfosis (Transfiguración), de comienzos del siglo XIV y alberga frescos del siglo XV y un museo de iconos.
El reino de los eremitas
El uso de paleas era el único medio con el que los monjes podían abandonar estos nidos. |
Moni Varlaam lleva el nombre de uno de los anacoretas que vivían en los peñascos antes de la construcción de los templos. Atesora una colección de códices, iconos y otros tesoros litúrgicos. Moni Agias Varvaras Rossanou data del siglo XVI y destaca por su decoración interior. Para acceder a él hay que atravesar un frágil puentecito. Moni Agias Triados, el más austero, ofrece las mejores vistas panorámicas de la planicie de Tesalia. Por último, Moni Agiou Stefanou, habitado por monjas, tiene un pequeño museo de arte sacro.
Los peñascos de Meteora están llenos de cuevas -allí hallaban acomodo numerosos eremitas- y están transitados por decenas de senderos, aún hoy practicables, del siglo XVI, cuando hasta veinticuatro monasterios coexistieron en el lugar. Sin duda, una auténtica ciudad de Dios sobre la piedra.
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