jueves, 25 de marzo de 2021

Un destino, un enigma: El lago Banyoles

Uno de los destinos más enigmáticos en Europa es el lago de la ciudad de Banyoles (Bañolas) situado en tierras de Girona. 


Se trata de un conjunto de pequeñas lagunas en tomo a un gran lago que cubre una extensión de 7.760 m2. Tiene una longitud de 2.080 m, una anchura de 235 m y una profundidad cambiante. Aunque se sabe que alcanza de 35 a 40 m como máximo, existen unos pozos de más de 100 m de profundidad, cuyas aguas aparecen enturbiadas por la suspensión de materiales geológicos insolubles.

Formación del lago 

Al noroeste del lago se encuentra una comarca llamada La Garrotxa que está plagada de antiguos volcanes apa­gados (en total 39). En la era Cuaterna­ria, hace más de un millón de años, es­tuvieron activos, lo que provocó la for­mación de un lago subterráneo (Llac de les Presas), a partir del cual se forma­ron ríos subterráneos que alimentaron y formaron el Lago de Banyoles.

Se desconoce su profundidad

Actualmente, estos ríos todavía exis­ten y son un misterio porque, aunque no se haya podido constatar su existencia, confirmándose únicamente las filtraciones por los expertos, vierten sus aguas al lago. El misterio se hace evidente al comprobar que el lago parece tener mucha más agua de la que aparentemente recibe.

El famoso lago, escenario de depor­tes acuáticos, resulta bastante enigmático. Ello lo demuestra el desconocimiento exacto de su profundidad, pues, debido a la turbulencia de sus aguas, no se ha podido comprobar con certeza.

En las entrañas del lago de Bañolas

En el interior del lago existen una se­rie de largos y estrechos pozos o chi­meneas, llamados popularmente los «xucladors» (sorbedores), que descien­den verticalmente a 130 m de profun­didad. Por ellos asciende un conjunto de materias insolubles de tan intensa actividad orgánica que atrapa en el fan­go a cualquier persona u objeto que en ellos caiga. Ésta ha sido la causa de la desaparición de personas en el pasado. 

Desapariciones misteriosas 

En 1991 desapareció bajo las aguas el vigilante del lago, que no pudo ser hallado hasta diez días después, cerca del lugar en donde ha­bía sido visto por última vez al igual que un espeleólogo francés, desaparecido en el sur de Francia pero que, misteriosamente,sus restos se hallaron un centenar de kilómetros al sur, en el lago.  

En 1939, en plena Guerra Civil es­pañola, el lago se tragó un avión de guerra. Era un avión militar soviético modelo Katiuska que desapareció bajo las aguas del lago y no se encontró nunca. Fue devorado por la materia or­gánica del lago que probablemente lo descompusiera. El ejército estuvo 40 años buscándolo pe­ro no pudieron localizarlo. En 1987 hallaron unos pequeños trozos de ace­ro que pertenecieron al motor. 

Pero, ¿Qué ocurre en estas aguas? Los biólogos del lago aseguran que su tremenda voraci­dad corresponde a sus peculiares condi­ciones químicas. 

Lagos Conectados 


El gran lago de Banyoles está rodeado por otros pequeños lagos que, según los geólogos y vulcanólogos, se conec­tan con el lago madre. Al sur se en­cuentra el pequeño Llac de Vuá, en el que está prohibido bañarse por su peli­grosidad. Cerca está el Llac de la Cen­dra, que escupe cenizas. Al oeste están ubicados los tres Uacs de Can Sisó. En uno de ellos las aguas verdosas de re­pente se transforman en rojas, y, en 1986 se hundió, aumentando así su profundidad. Otro surgió en 1978 de la nada. El tercero tiene unas aguas extraordinariamente tóxicas, por lo que muchos peces mueren en ellas. 

Avisador de Catástrofes 

Para terminar, volvemos al gran lago de Banyoles, que en determinados mo­mentos de la historia se convierte en el barómetro registrador de la actividad interna de la Tierra. De repente, sin tormentas ni causa aparente, sus aguas empiezan a crecer desmesuradamente, dando lugar al desbordamiento del la­go, e incluso inundando las calles de la población de Banyoles. Se dice que el lago detecta con una anterioridad de 48 a 24 horas un terremoto o perturbación geológica que vaya a producirse en cualquier lu­gar del planeta. 

El enigma de sus desbordamientos

Remontándonos a los últimos 100 años de actividad hidrológica del Lago de Banyoles se pueden constatar estas anormalidades misteriosas en los años:
  • 1868 El lago se desbordó coincidiendo con el estallido del volcán Marma loa y del Krakatoa en la isla de Sumatra. 
  • 1906 El lago se desbordó coincidiendo con el terrible terremoto de San Francisco, en California. 
  • 1923 El lago se desbordó coincidiendo con el dantesco terremoto de Kansoe. en China continental, que produjo más de 150.000 muertes. 
  • 1973 El lago se desbordó coincidiendo con el tremendo terremoto que causó la catástrofe de Managua. 
  • 1991 El lago se desbordó los días 11 y 12 de diciembre, y sólo veinticuatro horas después, el día 14, se produjo la impresionante erupción volcánica del Etna, en la isla de Sicilia, cuyos ríos de lava arrasaron bosques y poblaciones. 
¿Será que sus fondos se comunican con el núcleo terráqueo? Este fenóme­no tectónico fue descubierto en 1900 por el Dr. Fusiki Omori, científico japo­nés. Desde entonces, la geotecnia ha venido observando la producción de es­te misterioso fenómeno que avisa de las catástrofes con tiempo suficiente. Cómo y por qué ocurre es todavía un misterio. 

Considerando lo aquí expues­to podemos afirmar que el lago de Banyoles es uno de los centros productores de misterios hídrogeológicos más importan­te de la Tierra.

1 comentario:

  1. No dudo de lo especial de este lago y sus extrañas conexiones geológicas, pero sí puedo concretar detalles de lo ocurrido con el bombardero caído en sus aguas el verano de 1938, tras colisionar con otro avión de su escuadrilla. De resultas del percance fallecieron sus tres tripulantes, cuyos cadáveres fueron rescatados y enterrados en el cementerio de la localidad. Del avión intentaron recuperar sus restos, pero sólo lograron extraer unos pocos y desperdigar los demás. En 1984, se reconoció la zona y los buceadores la señalizaron para, al año siguiente y con mejores medios, intentar recuperar lo posible; fueron varias las partes reflotadas, unas importantes como uno de los dos motores y su correspondiente radiador, y otras menores y curiosas como la taza de café de uno de los tripulantes. Tales restos se conservan hoy en el Museo de Aeronáutica y Astronáutica de Cuatro Vientos, Madrid.

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