Alexander "Sawney" Bean nació a finales del siglo XIV en una pequeña aldea de East Lothian, a 15 kilómetros de Edimburgo (Escocia). Su fama fue tal, que incluso tiene una figura en el Museo de Cera de Londres.
Se crió en el campo, su padre era excavador de zanjas y pedrero para la labor agrícola. Muy pronto empezó a ayudar a su progenitor en las labores de la tierra, pero Sawney no era un chico muy trabajador y ya empezaba a dar muestra de su siniestra personalidad: era deshonesto, cruel y no aceptaba ningún tipo de autoridad.